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Discriminación Objetiva: Sociedad Subjetiva, la salida es por la Izquierda (@YndiraSandoval)

 
Discriminación Objetiva: Sociedad Subjetiva, la salida es por la  Izquierda
Lo cierto es que en México los grados de vulnerabilidad que te hacen propenso a ser víctima de la discriminación y la violencia parecieran ser acumulables al ser mujer u hombre, joven o adulto mayor y además analfabeta



No debe sorprender que uno de los rasgos distintivos de esta forma de gobierno .además de generar desviaciones estructurales en materia socioeconómica, produce un impacto cultural perverso. Además de las condiciones objetivas creadas para distinguir a una clase social de otra, la lógica del capital logra penetrar la conciencia colectiva para implantar barreras subjetivas que permiten mantener vigentes los esquemas de dominación.
De esta manera, la discriminación se convierte en un instrumento  de sometimiento que permite descomponer los lazos que mantienen la cohesión de la sociedad. A partir de distinciones por origen étnico,  de género, condición socioeconómica, preferencia sexual, etc; la clase dominante y los intereses a los que sirve, han creado un esquema de exclusión que no reconoce la desigualdad como un problema social sino que, bajo la lógica de la acumulación desenfrenada de riquezas como ideal, en la que “la persona que más posee es superior al resto”, ha creado un régimen de desigualdades artificiales,  donde se  es  “igual” pero con diferentes derechos.
Esta visión proclama una supremacía infundada; sostenida con el argumento de que los pobres somos pobres porque queremos serlo , porque no queremos estudiar, porque no queremos trabajar o por que no practicamos la cultura emprendedora, lo cual ésta totalmente fuera de la realidad de cualquier país cuando, por ejemplo en México, es difícil estudiar cuando las instituciones de educación pública son desmembradas y debilitadas sistemáticamente, y por tanto no cuentan con la capacidad de brindar educación al grueso de las y los demandantes, mismos que de no estudiar en una institución pública difícilmente tendremos la oportunidad de acceder a la educación privada; es difícil trabajar cuando los empleos que se generan son escasos y mal pagados; es difícil emprender un negocio si no se tiene capacidad de ahorro para invertir y entrar a esa fantasiosa “libre competencia”.
Quienes nos  acusan a las clases bajas de ser holgazanas son los mismos que perversamente nos obligan a malvivir con un salario precario, o como diría Ferdinand Lasalle bajo la “Ley de bronce”, que tiene como objetivo mantenernos a la clase trabajadora en un mismo status quo en el que debido a la poca capacidad adquisitiva y de ahorro jamás podremos ascender dentro la pirámide social, sometiéndonos a una inmerecida vida de subsistencia.
Las muestras de desprecio de las clases acomodadas hacia los sectores marginales de la población están a la vista; la clase política priísta que durante más de 70 años no hizo otra cosa que reprimir, empobrecer y saquear al pueblo mexicano hoy nos llama proles; la derecha representada por el PAN que, en casi 12 años de (des)gobierno ha sido incapaz de generar empleos y ha sumido al país en una recesión que ha disparado el costo de la vida en el país, al tiempo que el poder real de adquisición de la mayoría de la población va decreciendo y que encima ha sumido en la segregación a los ya de por si históricamente maltratados pueblos originarios. Estos derechistas, quienes dicen tener como base de su doctrina el humanismo y la perspectiva ciudadana, nos tienen asquito y llaman gatos malolientes; mientras que figuras tristemente célebres que representan la visión de los grandes consorcios de los medios de comunicación y el empresariado más rapaz y voraz nos llaman asalariados, esta es la manera en que nos ven esos a quienes tanto admiramos y queremos emular.
Sin embargo, debemos cobrar conciencia de que todas estas diferencias son en realidad barreras impuestas de manera ficticia y que lejos de relegarnos a una condición de vulnerabilidad en tanto a minorías discriminadas, quienes sufrimos este tipo de ataques somos un grupo mayoritario que no debemos caer en la trampa que nos hace creernos subjetivamente superiores a nuestros iguales, cuando objetivamente somos las víctimas de una realidad desgarrada por la pobreza social. Por ello, esta condición solo puede superarse dejando atrás las soluciones conservadoras que buscan institucionalizar el problema y generar burocracias torpes que estorban el tratamiento integral de esta problemática y sólo terminan por reproducir los esquemas de discriminación vigentes.
Ante dicha situación, la verdadera solución debe traducirse en una alternativa que reconozca y reivindique las diferencias que nos distinguen como seres humanos, sin que ello implique coartar el acceso de las personas un desarrollo social justo y equitativo que garantice el ejercicio pleno de nuestros derechos. Desde la juventud, uno de los sectores sociales más castigados por el status quo, no podemos contribuir a seguir reproduciendo este círculo vicioso; debemos dar un viraje en la forma de concebir las relaciones sociales en un contexto tan diverso como el nuestro en el que mujeres y hombres en nuestras distintas formas, niveles y condiciones tenemos que enfrentar una forma de vida que no acepta las diferencias y que busca someter a la sociedad a una lógica homogeneizante, que no equitativa, y totalitaria, en el que si no empatas con el modelo de excelencia quedas al margen de todo desarrollo en sociedad.
Lo cierto es que en México los grados de vulnerabilidad que te hacen propenso a ser víctima de la discriminación y la violencia parecieran ser acumulables al ser mujer u hombre,  joven o adulto mayor  y  además analfabeta, indígena, migrante, homosexual, campesino, discapacitado, de manera que enfrentamos un escenario de discriminación objetiva ante una superioridad subjetiva.
En este contexto, el PRI y el PAN han encontrado un campo fértil en el que han convertido a estos sectores, de manera individual y en su  conjunto, en un botín político y electorero. Lo preocupante es que las victimas de tan atroces prácticas se identifican con sus victimarios, sin tener la capacidad de darse cuenta  de que esos partidos políticos, a partir de sus líneas de acción  y desde sus espacios de influencia en todos los niveles, ámbitos y órdenes  de gobierno, han configurado un régimen de discriminación.
Por ello es necesario mencionar que es la izquierda quien ha traducido estas luchas en logros tangibles, de tal forma  que representa la posición política que realmente  abandera y enarbola la lucha de estas minorías en lo particular y mayorías en su conjunto. Reconociendo que si todo esto permea en nuestra condición para asumir nuestra realidad pareciera que de manera natural el lugar común donde debiéramos encontrarnos es la izquierda.

@YndiraSandoval
yndirasandoval@gmail.com
Yndira Sandoval - Opinión EMET