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“Jamás hubiera mandado matar a mi esposo”; violada y torturada durante 15 hrs finalmente se declaró culpable

Por:  / 26 agosto, 2015
Tortura
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(26 de agosto, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Sus expresiones faciales son las de una persona oprimida, agobiada y agotada; ella declara tras las rejas de la sala de audiencia del Juzgado Quinto Penal, que fue sometida a todo tipo de suplicios y obligada por las personas que la “levantaron” a firmar y poner la huella a unos papeles que nunca leyó.
Asegura con lágrimas: “jamás hubiera mandado matar a mi esposo”. ”Me dijeron que me quitara los tenis que llevaba, había puros hombres, no sentía presencia de ninguna mujer, era un sitio cerrado una bodega o algún almacén… ahí  me pusieron una bolsa en la cabeza y me golpearon fuertemente con esponjas en la espalda y en la cabeza, me pisaban los dedos de los pies y me preguntaban por una Lilí…
Decían que ella era la persona que trabajaba conmigo en los quehaceres domésticos, aclaro yo jamás he tenido personal de limpieza en mi casa, también me decían que había videos donde yo me había puesto de acuerdo con unos tipos para que mataran a mi esposo”, versa la declaración de Yesseina, en documentos obtenidos por Revolución TRESPUNTOCERO.
Fue trasladada a otro sitio, con los ojos vendados y las manos atadas, padecía un medio ‘terrible’ asegura, durante el trayecto la amenazaron con darle un tiro si no confesaba, también le dijeron que la decapitarían y la tirarían a Guasave, “por órdenes de los jefes”.
Al llegar a otro sitio la desnudaron completamente y mantuvieron sus ojos vendados para que no viera ni reconociera a los torturadores. ”Se me ordenó quitarme la ropa, quedarme completamente desnuda y me encobijaron, me dijeron que iba a soltar todo, que por eso aparecían muchas mujeres muertas, luego se me tumbó al piso, se me esposó de los pies con cinta,  ahí mismo me pusieron encima de mi cuerpo esponjas o almohadas y empezaron a golpearme fuertemente todo mi cuerpo subiéndose dos tipos sobre mí, no dejaban de golpearme la cabeza…
Después sentí que acercaron unas cubetas con agua y me pusieron como un polvo en la boca no sé qué sería, colocaron unos trapos en mi cara y empezaron a echarme y echarme agua hasta que perdí el conocimiento, despertaba y volvía hacer lo mismo preguntándome por esa Liliana, todo eso fue por mucho tiempo”.
Ella continúa asegurando que “después de eso me sentaron, me quitaron la cobija y sentada donde estaba me amarraron de los pies fuerte y sin ropa me colgaron de los pies donde pasaban y todos me tocaban; no sé cuánto tiempo fue eso, me decían que me iban a violar con objetos y que iban a traer a dos plebes que andaban bien cristaleados para que me violaran, y me repetían que iban a traer a mis hijos para cortalos en pedazos, también ofendían a mi esposo, decían que era un hijo de la chingada, un perro cabrón y que había sido bien cagasón”.
Sí fue torturada. Después de un año y tres aplicaciones del protocolo de Estambul, una jueza reconoció que Yessenia Armenta fue sometida a actos de tortura psicológica, física y sexual.
La policía de de Culiacán, Sinaloa la detuvo de manera arbitraria, ella iba manejando cuando los elementos la obligaron a interrumpir su viaje, bajo la justificación que tenían un reporte por robo.
La bajaron del automóvil y la llevaron a una bodega, ahí fue violada y ultrajada durante 15 horas, finalmente la amenazaron, de no declararse culpable del asesinato de quien fuera su esposo, Jesús Alfredo Cuén Ojeda, volverían a repetir las mismas torturas.
“Cuén Ojeda era una persona que tenía muchas influencias en Sinaloa, ocho días antes de la detención de Yessenia, él había sido asesinado, el caso no fue investigado a profundidad, porque inmediatamente se detiene a su esposa, quien se encuentra hasta la fecha en el Centro de Consecuencias Penales de Culiacán”, declara a Revolución TRESPUNTOCERO Araceli Olivo, abogada del Área de Defensa Integral del Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro Juárez”.
Aunque se demostró que existía concordancia entre su relato y los síntomas de estrés postraumático y de otro tipo, que demuestran la presencia de tortura, no se tomó en cuenta, la Procuraduría no investigó los hechos, fue la familia que Yessenia quien ejerció presión para que se diera paso a otras dos pruebas del protocolos Estambul; una fue aplicada por el Consejo Internacional Para la Rehabilitación de Sobrevivientes de Tortura, que también arrojó resultados positivos, no solamente por la sintomatología que presenta Yessenia, sino también por las huellas que dejaron los métodos de tortura que son utilizados en este país y particularmente los utilizados contra mujeres.
Los cuales mantiene una particularidad y diferenciación de los métodos de tortura usados cuando incluyen  un acto de discriminación con base al género, en el caso de Yessenia, ella es torturada sexualmente de varias formas, incluyendo la verbal, calificándola en forma denigrante constantemente.
Ya es cotidiano que la tortura sea utilizada para fines de investigación criminal, a partir de ella casi siempre deviene una acusación o una fabricación de pruebas, en el caso Yessenia después de ésta su confesión fue sumada al parte informativo, que la convirtió en una mujer que ha estado presa desde hace tres años, recientemente al promover un amparo indirecto por haber sido víctima de una serie de violaciones a sus derechos humanos, una jueza se lo concedió.
E incluso determinó que dentro del proceso penal se debe excluir la confesión, dado que fue obtenida directamente de la tortura y va más allá, afirmando que no se puede conceder valor probatorio al parte informativo y puesta disposición de los policías ministeriales, porque son también consecuencia de la tortura e incluso dio paso al nombramiento de la cadena de mando, para investigar a los autores materiales de dichos actos,   pero también a quienes los hayan documentado y hubieran sido omisos de reconocer que Yessenia presentaba lesiones cuando dio su primera declaración, las cuales eran visibles y no fueron debidamente certificadas.
“Una determinación como aquella rara vez sucede, la idea era investigar a la cadena de responsables, sin embargo la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa en este y otros casos bloquean el acceso la justicia, sobre todo a las víctimas de tortura. Las procuradurías no hacen su trabajo y solamente se están defendiendo así mismas, su trabajo también consiste en desistir de una acusación donde no tiene elementos, lo cual jamás ha hecho y parece que no está en la disposición de hacerlo…
Lamentablemente en nuestro país no existen registro de la tortura sexual cometida en contra de mujeres, no existen casos en los tribunales nacionales, pese a que la Corte Interamericana  a determinado las responsabilidad de México en cuanto a dichos actos. El papel de las procuradurías ha sido no disgregar esa información”, asegura Olivo.
Aunque existen numerosos casos de tortura, estos cuando se registran solamente se mencionan como ‘padeció violencia sexual’, en un párrafo del expediente y al final del mismo, esto se da porque no existe una plataforma debida por parte del Estado mexicano para documentar el fenómeno. “Es impresionante que ni siquiera las comisiones estatales y la propia Comisión Nacional de Derechos Humanos omitan estos datos, la propia Suprema Corte de Justicia y la primera sala tiene un solo caso, en el que la víctima de  tortura es mujer y alega el abuso sexual y sin embargo no se hace un estudio de los impactos con perspectiva de género, simplemente se toma como un punto irrelevante”.
Actualmente tan sólo el Centro Pro mantiene en sus acompañamientos 19 casos donde se cometió tortura sexual, los cuales demuestran que se está generalizando en todas las regiones del país, afirmando que “todas las corporaciones encargadas de labores de seguridad pública, como policías ministeriales, federales y estatales, sin dejar de mencionar militares y marinos se encuentran involucrados”.
A decir por Olivo el Estado se mantiene pasivo ante los hechos y las pruebas, así es como al no detenerse las acciones de las autoridades de seguridad, se puede obtener  “un reflejo claro de la violencia estructural en contra de las mujeres, lo cual es una forma de ejercer control y anulación de las mismas, lo cual en principio mantiene como base el machismo que impera y se ha arraigado en México…
La raíz de la tortura sexual y de la forma de uso de poder en nuestras corporaciones termina discriminando a un ser humano solamente por ser mujer, porque no es el impulso sexual de un policía o de un militar lo que lo lleva a violar una mujer, sino el sentido de humillación y finalmente de anulación del género.
Investigar estos actos y sancionarlos tratándose de agentes estatales o fuerzas armadas es aún más complicado que obtengan justicia, “porque no pueden perseguirse asimismos,  si de por sí el panorama en México es de tortura generalizada y la respuesta del Estado es que es mentira, el no reconocer el fenómeno impide que se genere condiciones para que las personas incluso denuncien o para que las autoridades al interior de los aparatos de justicia se sientan interpelados a actuar verdaderamente en contra de la tortura…
La tortura es uno de los principales canceres del país, aunque casi en todas las prisiones se denuncia un tipo de tortura sexual, las autoridades no las consideran como tales, aunque dichos actos en el país se vengan desarrollando desde hace décadas atrás, en la época la Guerra sucia”, sentencia Olivo.
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