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Por: Redacción Revolución / 28 agosto, 2015
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(28 de agosto, 2015); Hace 10 años, el gobierno del entonces presidente de México, Vicente Fox Quezada, anunció con bombo y platillo una de las mayores obras hídricas en el país, se trataba de la construcción de la presa “El Zapotillo”, construcción que desvía las aguas del río verde de Jalisco hacia el vecino estado de Guanajuato.
La presa, ha estado desde sus orígenes rodeada de sospechas, se acusa de haber sido pensada para beneficiar al ex presidente Fox y sus cercanos.
Sin embargo, destaca la lucha que desde entonces ha emprendido el poblado de Temacapulín en contra de la construcción de la presa, un pueblo centenario que se niega a desaparecer.
Temacapulín o Temaca, como se le conoce popularmente, es un pueblo localizado en la sierra norte de Jalisco, fundado desde el siglo VI, con calles empedradas, construcciones añejas y con su basílica de más de 250 años lista a deslubrar al visitante con su belleza.
Ese pueblo planea ser inundado, desaparecerá bajo las aguas del río verde, se quedará sumergido, perdido en el olvido.
Para evitarlo, sus habitantes emprendieron desde el anuncio de la construcción del Zapotillo, una serie de acciones legales que les han permitido ir postergando la finalización de la obra aunque hasta fecha no han logrado detener definitivamente su construcción.
Temaca lucha, se mantiene firme, se moviliza por su derecho a existir, a estar donde fue fundado, a vivir donde siempre lo han hecho, a visitar a sus difuntos en su campo santo, porque con el pueblo se hunde el cementerio y con él la posibilidad de los habitantes de ir llorar a sus muertos en sus tumbas.
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