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Tortura es sistemática; se arraigó como práctica al interior de las instituciones de seguridad: Castilla

Por:  / 1 julio, 2015
tortura sexual
(01 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- De acuerdo con Mariana Castilla, integrante de la Dirección de Atención Psicosocial de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), la tortura es un fenómeno que se ha arraigado “como una práctica oculta” en las corporaciones encargadas de la seguridad en el DF.
Castilla manifestó que ésta práctica se ha podido identificar como sistemática, misma que afecta no sólo al individuo que la padece sino a todo el tejido social. Además añadió que la tortura no puede ser justificada por ningún motivo, ni por aquel que apele a su práctica por razones de seguridad, ya que el derecho a no ser víctima de tortura es absoluto e inderogable
“La tortura es una de las graves violaciones a DDHH, es decir no se puede tomar en cuenta para cuestiones de seguridad, parecería que está por demás decirlo, pero por ejemplo a veces EU sigue justificando métodos de tortura por cuestiones de seguridad (…) con el paso de los años se ha arraigado como una práctica oculta al interior de las instituciones encargadas de la seguridad y procuración de justicia (…) En los 21 años de la labor de la CDHDF se han emitido 48 recomendaciones relacionadas con el tema de tortura, sin embargo en el seguimiento de las mismas se ha visto que esta continua siendo una práctica sistemática”, apuntó.
La integrante de la CDHDF señaló que hoy en día la definición jurídica de la tortura da tintes de ser ineficiente, pues ésta no capta la esencia de lo que representa de manera integral el fenómeno. Agregó que la definición contemplada sólo apela al propósito de obtener información de algún individuo, sin embargo, detalló, olvida considerar que también busca herir la personalidad de la víctima.
“Consideramos que la definición jurídica de tortura no capta la esencia de este tipo de violación a los derechos humanos pues con frecuencia se indica que el propósito de la tortura es extraer información, sin embargo al escuchar a las victimas hemos encontrado que la finalidad subyacente de la tortura también es matar el espíritu. Uno de los testimonios que hemos podido obtener dice: ‘He olvidado quien era porque mi mundo es este, no puedo pensar en el mundo de allá afuera, es triste y deprimente quien era uno allá afuera, es un martirio porque volvemos a lo mismo: impotencia. Aquí tengo que agachar la cabeza-se refería al reclusorio, actualmente está recluido- el carácter de uno tiene que ser sumiso y pasar a ser un animal, así lo tratan’”.
Castilla reiteró que los efectos de la tortura trascienden al ámbito social en el que se mueve el individuo. Señaló que de la misma manera que traumatiza a las víctimas, también se traumatiza a los familiares, y añadió: “cuando se ha infringido tortura a un individuo también sufre la sociedad”.
“En la documentación de los impactos de la tortura fue posible ver los efectos diferenciados de la tortura en las víctimas, en particular a las mujeres lo que les implica ser víctima de tortura sexual (…) una mujer que ha sido torturada sexualmente nos dice que aborrece su cuerpo, y no puede soportar que su esposo la toque”, apuntó.
De igual forma apuntó que en este contexto de tortura generalizada, el gran número de casos presentados representan un gran reto e implica que las instituciones de derechos humanos así como organismos de la sociedad civil atiendan el problema y no pierdan de vista “que la investigación de la tortura no sólo es un ámbito jurídico, es un ámbito también de seguimiento, de rehabilitación de las víctimas y de atención de manera integral”.
Por su parte Froylán González, psicólogo e integrante de la Dirección de Servicios Médicos y Psicológicos de la CDHDF, compartió lo expuesto por Castilla, y aseguró que al torturar “no se tortura al individuo como tal, los especialistas en la documentación y análisis del fenómeno de la tortura convergen en este planteamiento, no se tortura en sí a un hombre, sino a todo un núcleo social en el que habita esa persona”.
Señaló que por ésta característica en la que no sólo afecta al individuo sino a su familia y su entorno, el fenómeno de la tortura se califica como un flagelo de índole social. Asimismo añadió que entre las finalidades de esta práctica está el control social a través de la propagación del miedo.
“Una de la finalidad que hemos constatado por parte de la tortura o de este fenómeno es que es una forma de control social también, en la que el miedo implica una forma precisa de controlar a la población, se tortura al tejido social”, dijo.
Aunado a lo anterior manifestó que la tortura es una práctica conocida muy bien por las autoridades. Además sentenció que este fenómeno es una práctica sistemática debido a la incapacidad de las instituciones para realizar investigación.
“Muchas de las formas de tortura que tienen las instituciones son muy mecanicistas, sistemáticas, ya saben como amedrentar, como ablandar, como acceder a la voluntad de la víctima de una forma muy peculiar, rutinaria (…) La tortura es una práctica sistemática porque las instituciones no saben investigar, eso es básicamente. No saben investigar, no hay la voluntad para investigar o conocer nuevas formas de investigar. Lo que he encontrado es que se siguen utilizando estas técnicas de investigación porque son “más efectivas” e implican menos proceso, es mucho más economía procesal, si lo queremos ver así, desde el punto de vista de la investigación”, manifestó.
En palabras de Emmanuel Santos del Instituto para la Seguridad y la Democracia (INSyDE) los métodos de tortura aplicados hoy en día han evolucionado en aras de dejar la menor evidencia en la victima. Además añadió que el sistema de procuración de justicia se encamina a proteger a las autoridades responsables de tortura, a través de prácticas
que dificultan la detección de las huellas dejadas por esta práctica.
En este sentido, Adrián Ramírez de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH) afirmó que hoy en día los peritos encargados de documentar los casos de tortura se enfrentan a esta problemática antes mencionada, en donde las lesiones son más difíciles de detectar.
“En la práctica en la que nos enfrentamos ya las lesiones son mucho más sutiles, más cuidadosas más de investigación pericial. Casi siempre la huella nos dice el objeto con el que fue generado, pero con estas variantes que hoy hay es mucho más difícil, complejo de poder establecerlo”, comentó.
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